jueves, 15 de julio de 2010

Querella del navegante

Olvidaron la rama en la ventana
dejaron que volara la ceniza impalpable
limaron la vejez de la leña
despreciaron ese canto a lo lejos.
Nosotros, los de entonces, quedamos atrapados
en medio del mar negro
a bordo de una barca de maderos cansados.
Rota en naufragio
nuestra voz gritó
pero los vientos heridos en la tierra
nos devolvieron, íntegro
el dolor del mensaje.
Cual resignada piedra
se hundió en el agua un libro de Neruda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario