jueves, 26 de noviembre de 2009

La evolución de las especias

Ahora que se recuerda y se celebra tanto a Darwin, vale la pena retomar sus teorías sobre el origen de las especies para analizar la evolución de las especias en la vida local, por ejemplo como un hombre bien intencionado, tan bueno como la canela, según dicen que es José Ángel Pérez, luego de casi cuatro años de ejercer el poder público queda convertido en un sarcástico humorista, amargo como el azafrán, que al grito del año de Carranza, con los de Hidalgo no alcanza, justifica la sindicalización en calor de sus allegados con el sesudo argumento de que en otras administraciones se hizo lo mesmo. Con gran malicia literaria, el alcalde saliente se declara devoto de la filosofía del ¿y por qué yo no?, redefiniendo el paradigma de Fox, otro insigne pensador panista, expresidente y cantante grupero que puso a bailar a la opinión pública con su éxito “¿Y yo por qué?”, además de legar a la historia musical estribillos melódicos como el de “con botas de charol, los mandatarios se ven mejor”.
Como buenos alquimistas que son, los políticos saben que poco importa confundir la gimnasia con la magnesia, o la pimienta con el pimentón, de hecho, para ellos son la misma cosa, lo mismo da censurar la existencia de una dirección una vez que se deja esa encomienda, que decirle al presidente electo como debe gobernar luego de un período donde al buen Rodolfo Walss lo chamaquearon por todos lados, y aún así se las ingenió para recomponer su genoma político y pasar, en lenguaje científico, de un ayuntamientolopitecus secretarius a un innecesarius planeaciun directurs, con involución de salario incluida. Ahora por la vuelta de los procesos genético-electorales y gracias a su capacidad de adaptación, será un minoritarius regidorus, que en lenguaje plebeyo significa regidor de minoría, y que según la definición clásica de la nomenclatura, es una criatura chillona especialista en rasgarse las vestiduras y denunciar los excesos del gobierno en turno, aunque incapaz de transparentar el uso de los recursos que recibe para labores de gestoría social.
Aromática y picante como el jengibre es la propuesta de Eduardo Olmos de exhibir en la Plaza de Armas a los funcionarios que se sindicalizan como orugas transformadas en mariposas sin el lento trámite de la crisálida, aprovechando que la naturaleza, no la de Darwin, sino la del sindicato de Parques y Jardines, permite ese tipo de mutaciones, aunque el término que mejor les acomoda es la permutación, ahora que ya se conocen algunos de los beneficios obtenidos con esa habilidad negociadora inherente a un organismo sindical de baja estofa y aún más bajo precio.
Lo que no ha dicho el alcalde entrante es si el lugar donde estarán aglomerados los listillos ex de confianza, tendrá barrotes o al menos un vidrio especial para proteger a la ciudadanía de su influencia nociva, tampoco ha dicho si los visitantes podrán acercarse y tomarse fotos con esos raros y caros ejemplares, los que no faltará seguramente serán los anuncios de “prohibido alimentar a las fieras” pues está más que demostrado que muerden la mano de quien les da de comer. Otro detalle, la idea puede resultarle mal a Olmos Castro, pues significaría mantener sucio el Centro Histórico de la ciudad al menos en horario de oficina gubernamental, si bien el tufo puede aminorarse con las salidas a desayunar, el almuerzo y la charla de café con tomillo y clavo, hábitos diarios que consumen mañana, medio día y primeras horas de la tarde de uno que otro funcionario y que son cumplidos con exactitud no inglesa sino gandalla.

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