lunes, 19 de octubre de 2009

En el blanco

Pocas veces los lugares comunes consiguen complacerme, es difícil que una frase como “eres la luz de mis ojos” o “negro como boca del lobo” cause en mi otra impresión que no sea el censurar la falta de creatividad de quien la dice. Por eso me causó tanta gracia el descubrirme riendo luego de leer el remate de Eduardo Holguín, en su columna de este lunes, risa provocada por lo acertado de su comentario. El domingo fue un día enfermo, desde muy temprano llegaron los estertores del plomo, la tos que causa calosfríos en todas las células socialmente sanas de la ciudad. Como dicen las vecinas, sonaron las tartamudas y cuando eso sucede le digo a mí Torreón: hoy, como nunca, me enamoras y me entristeces. Los últimos balazos se escucharon mientras revisaba la página de los resultados preliminares de la elección para alcalde. Pasada la media noche, después de leer la columna mencionada, como los alumnos que a pregunta expresa del maestro responden “yo pienso lo mismo que mi compañero”, coincidí plenamente con el economista en su afirmación de que el señor presidente electo, Eduardo Olmos, hoy, como nunca, se sacó la rifa del tigre.

Con el triunfo príista se puso punto final a uno de los procesos más deslucidos de la historia reciente del Municipio, y es que la sana competencia electoral no lo fue tanto, daban ganas de ahorrarse el dinero de las campañas y darle al candidato del PRI su constancia de mayoría sin tener que pasar por requisitos indispensables de toda elección como las denuncias por compra de votos, las listas nominales rasuradas y las crónicas de una elección tranquila que, al menos por el rumbo de la colonia Torreón y Anexas, surponiente municipal, inició de forma trágica. Tres muertos, presencia policiaca, y balaceras a lo largo del día, a pesar de la presencia policiaca, fueron los ingredientes que dieron un sabor a plomo caliente a esta elección insípida desde el punto de vista boxístico por la confrontación de un peso supermosca contra un ligero, la diferencia de 20 libras o puntos porcentuales, da cuenta de lo disparejo de esa contienda.

Las elecciones dejan la impresión de que hizo falta algo de salsa, de picante, aunque fuera un audioescándalo al estilo del candidato panista Mauricio Fernández, ganador de la alcaldía de San Pedro Garza García, Nuevo León, y su pacto de caballeros con un cartel para garantizar la seguridad en ese municipio.

Ahora, el meollo de este circo es cómo domar al tigre, y hacia eso debe apuntar sus miras el equipo de Olmos. Un sello distintivo de las campañas fue que empezaron y terminaron con el estruendo de las detonaciones. El 15 de septiembre pasado, el ahora presidente electo tenía programado un mitin en la plaza de San Juanito de la colonia Constancia. Al sonoro rugir de las armas, la gente se dispersó y las playeras rojas con el nombre del candidato del Rescatemos Torreón se fueron como ráfagas de aire a soplar sus vítores y porras a otro lado. Esperemos que lo que pasó con el candidato no se repita con el presidente.

El hilo negro de la trama pasa por los nudos que no han podido desatarse, el desempleo, la pobreza, la inseguridad, los sones de siempre que deberán ser interpretados de una forma eficiente por el ex secretario de desarrollo regional, ex diputado local y federal, ex secretario de obras públicas, que se ha colgado una nueva estrella en la solapa de su carrera política.

Precisamente en estos días me dio por jugar risk, que significa riesgo, un juego bélico en el que avanzas a tus tropas, uno o dos cuadros a la vez conquistando capitales y puertos, del mismo modo debe avanzar el nuevo alcalde si no quiere permanecer cuatro años sentado sobre un polvorín que de un momento a otro, simplemente explota. Me pregunto si el señor Olmos traerá látigo, flecha o cerbatana, de cualquier modo, ahora que sacó premio, la única alternativa es dar en el blanco.

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