jueves, 8 de octubre de 2009

Fundadores desaparecidos

El tres de octubre de 2008, un árbol fue tragado por la tierra. Personal y paseantes fueron desalojados para evitar pérdidas humanas. Desde entonces el parque Fundadores ha permanecido cerrado a los vecinos que, desde el perímetro del sitio de recreo, anhelan la rutina de caminar, jugar o noviar a la sombra de este pulmón de Torreón. La conmemoración ha pasado desapercibida, después de todo, la opinión pública está ocupada en temas como elecciones, crisis económica, inseguridad y el decisivo partido de la selección mexicana contra el Salvador.

Dos boquetes, dos abras provocadas por la avenida del río Nazas le recordaron a las autoridades y a la sociedad que el cuerpo de agua busca, por vías subterráneas y superficiales, sus antiguos cauces y terrenos. A partir de esa fecha mucho se habló de la necesidad de analizar los hundimientos, cosa que harían el servicio geológico mexicano o el instituto mexicano de tecnologías del agua, para evaluar las condiciones del subsuelo. Se dijo que Conagua, Municipio y Estado se coordinarían para realizar los estudios, pero las autoridades no han cumplido y las cosas siguen sin cambios, sin solución. Esto no es privativo de las abras del Fundadores, en las colonias Plan de Ayala, Maclovio Herrera, Nueva Rosita y Vista Hermosa también aparecieron hundimientos, la mayoría de esos pozos fueron rellenados a pesar de que no se contaba con la investigación ni las recomendaciones expertas que tanto se cacarearon.

Al principio se dijo que el Fundadores permanecería cerrado al menos tres meses, esa cantidad ya se multiplicó por cuatro y nos dio la oportunidad de poner la primera velita en el pastel. Para los que gustan de llenar el calendario con efemérides, ahí tienen un aniversario más a tomar en cuenta.

También hay que mencionar que el destino hace muy bien las cosas, basta con referir que el honor de convertirse en el primer presidente del Fundadores, le correspondió al hoy alcalde saliente, José Ángel Pérez, quien tomó posesión del principal encargo municipal precisamente en las instalaciones del parque.

Ubicado en el lugar donde se encontraba otro parque de diversiones llamado la zona de tolerancia, que por ahorro de saliva era conocida simplemente como la zona, el Fundadores se convirtió en parte de la vida de quienes gustan de salir a caminar o se dan su tiempo para la convivencia familiar en sus juegos, bancas y jardines. La cancha de basquetbol techada rápidamente se hizo de una clientela fiel al igual que la de babyfut. En el 2007, como parte de un taller de fotografía que impartí a niños del Cerro de la Cruz, uno de los sitios que visitamos fue ese parque y quede maravillado con lo familiarizados que estaban con sus atracciones: la cascada, el puente de madera, los sauces llorones, el auditorio eran paradas obligatorias para la foto.

Hoy sólo se observa a la gente sentada en las afueras de este lugar, cerrado, desaparecido, secuestrado por la presencia de los hundimientos, que, como ladrones, han despojado de una parte de su rutina a los asiduos clientes del parque. Es sorprendente la capacidad de algunos lugares para generar pesadumbre. La nostalgia avejentada de algunos todavía escucha la música y el desenfreno en aquel espacio de sórdido recreo que era La zona; por otro lado, la nostalgia juvenil de otros rememora aquellos domingos de cascaritas en el Fundadores; aquel túnel del amor que era uno de sus pasillos.

Las banderas situadas en su acceso principal, que daban la bienvenida a los paseantes, hoy son las insignias de una huelga forzada, que no tiene para cuando resolverse.

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