miércoles, 16 de diciembre de 2009

Lamento efectivo con reelección

Hace tiempo que me agobia la tristeza y el recuerdo de otros tiempos me hace llorar, así debe sentirse el comerciante del Centro Histórico de Torreón inmerso en esa jungla de concreto estampado, cableados aéreo y subterráneo y vagones de tren convertidos en puestos de ambulantes, donde sólo aplica la ley del más fuerte y el menos fuerte paga por protección o se atiene a las consecuencias. Pero, ¿quién les manda dedicarse al comercio?, más les valdría aplicar las viejas fórmulas de ganarse la vida, que por efectivas no pierden vigencia.
Como cantaba el viejo ranchero sindicalizado exprés, una piedra en el camino me enseñó que más vale plaza en la mano que empezar el 2010 desempleado, no es para menos, la crisis económica es un catarrito con amplios deseos de superación, lo demostró cuando contravino los diagnósticos médicos y se convirtió en una pulmonía fulminante que nos tiene con el Jesús en la boca a falta de pan, y exceso de panistas que actúan de forma responsable y desinteresada por el bien del pueblo, más fregones que un Nobel ignorante. Pos como estará de dura la crisis y el desempleo que los políticos andan muy entrados con el tema de la reelección, sí sería una medida positiva para ya no andarle cambiando la cara al diablo a cada rato, de por sí con el espíritu chapulín que los posee cada seis meses tenemos que andar actualizando el directorio con los nuevos y rimbombantes cargos que se adjudican como si fueran títulos acuñados en la Plaza de los Impresores, lugar al que a las dos de la tarde entra un maístro yesero y una hora después sale un maestro en ciencias.
Y fue un maestro precisamente el que me contó la historia de Sultano Pérez que empezó el año como regidor, y lo acabó de alcalde, con tan buenos resultados que al año siguiente se cambió a congresista local donde a la vez fue presidente de la comisión de asuntos gubernamentales y creció tanto como persona que el local le quedó chico y para el segundo semestre se fue de federal, donde se repartió como integrante, secretario o presidente de las comisiones de asuntos institucionales, equidad de género y derechos humanos. Sultano Pérez vio que podía ascender más, extenuado por sus meteóricos ascensos se aventó unas vacacioncitas de un par de meses en el senado, donde también se las saben de todas todas en el arte de organizar comisiones, luego retomó las lianas con el ánimo festivo de un Tarzán posmoderno, sólo para descubrir que su tiempo había pasado, la dirigencia del partido le ponía freno a su ambición de gubernatura que chocaba con las pretensiones de Juan Fulano. Fue exiliado a la Secretaría de Gobierno y luego de un trimestre lo acomodaron en la Secretaría de Servicios Administrativos donde duró un record de ocho meses. En el ocaso de su carrera, fue presidente del consejo municipal, y luego estatal, de su partido, cargos que en total consumieron dos meses de su vida. Cuando se le creía políticamente acabado resurgió de sus cenizas, una llamada bastó para convertirlo en candidato a la alcaldía del municipio que ya había gobernado, y de nuevo llegaron las diputaciones de mayoría simple o relativa, fue otro año frenético para Sultano Pérez que, de nueva cuenta, acabó con la precampaña para la gubernatura, su derrota y su exilio como subdelegado regional del Instituto Federal de la Vivienda Obrera y Campesina, triste destino para un fiel soldado del régimen.
Dejando de lado esa tragedia, qué alegría cuando me dijeron que 2010 también será un año electoral, ya me estaba preocupando, ya ven como se le nubla a uno el entendimiento cuando no tiene al alcance comida, sustento, vestido, salud ni la paz verdadera, ahora sé que no me faltará, ni torta tricolor, ni camiseta verde, ni gorra azul, ni transporte gratuito, sólo necesito tramitarle unos cambios domiciliarios a mi membrecía de elector para acceder a todos los privilegios que la democracia ofrece.
Ayer tuve un sueño orgásmico, un harem de empleos en el gobierno me cortejaba y me invitaba a reposar en sus despachos con sillón reposet y capuchinera, yo despreciaba secretarias y direcciones como la muchacha segura de su belleza desprecia galanes y obsequios a cual más caro. Finalmente, me entregué a las impúdicas proposiciones de una cúrul legislativa que en tono cachondo me invitaba a hacer un sesentayfuero, con reelección incluida, mientras remataba sus lances diciendo “qué más quieres papi”. Con sueños como esos para qué despertar.

1 comentario:

  1. Holaaa! ooiee soy janeth la chava
    a la que le tomaste la foto.

    ^^ no me haz agregado eh! ;D

    que estes super bien!!

    aqui ando ;) excelentes fotos!

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