miércoles, 14 de abril de 2010

El “Maxi” Arellano apagó al TSM

Santos y Monterrey dieron espectáculo. Darwin hizo el suyo aparte. El empate a uno se quedó corto.

Sobre el minuto 85, Jesús Arellano hizo el gol que repartió puntos.

Torreón, Coah. 14 de abril. Era uno de eso partidos que no se podían perder y no se perdió pero tampoco se ganó. El Monterrey demostró por qué es serio aspirante a revalidar el título del pasado torneo. El Santos volvió a demostrar que en los juegos importantes le faltan dos tazas de carácter y una pizca de suerte. El partido fue de alternativas, la pandilla regia salió a ganar y los guerreros estaban de locales. Si bien el primer tiempo fue bueno, el segundo se llevó las palmas. Peralta se reencontró con el gol y el “Maxi” Arellano hizo un golazo de esos que a todos los porteros les sucede cuando mucho una vez en la vida, claro a menos de que se apelliden La Volpe o Sánchez.
Bastaron cinco minutos del complemento para que Darwin se metiera en la piel de Dos Caras, el enemigo de Batman que toma decisiones con base en una moneda con una cara limpia, para elegir las buenas acciones, y otra marcada, para decantarse por las villanías. Esta noche, todos su volados lo convirtieron en el villano. El colombiano sorprende con su capacidad para mandarla fuera o sacar tiros chorreados. Tuvo dos balones de frente al arco, en su primer intento la bola acaba rodando, como si fuera un dado, hacia las manos del portero; en el segundo, la agarró sabroso, tan sabroso que hicieron falta los porteros de la grada para detener el curso del balón. Ver los fallos de Darwin es un espectáculo aparte.
El Monterrey jugó como el mejor equipo del torneo y por varios minutos no se sabía cuál de los dos conjuntos salió de local. Como con ganas de pararle su carro, el Santos reviraba pero enfrente se encontraba un mediocampo ordenado y una defensa pertrechada. Los regios abrían el juego, mandaban constantes centros al área y Baloy se vio solvente como para pagar la deuda que tiene con el equipo.
Luego de los bloppers de Darwin, el “Cepillo” Peralta se recupero de su anemia goleadora. El balón corría en dirección al córner y le cayó a la zurda. Oribe, en lugar de arrinconarse como suelen hacer tantos jugadores, marcó el recorte y se quitó al primero, otro defensa le hizo la pared y lo dejó pasar. Con el balón a modo y la pierna cargada, Oribe la puso raso a la derecha de Jonathan Orozco y alzó los brazos como diciendo “claro que las puedo”.
Vucetich, el técnico regio, fue a por todas para recuperar el resultado. Arellano y de Nigris saltaron al campo. Al 58 la Pandilla demostró que Oswaldo todavía tiene reflejos, y lo hizo con remate de Carreño que Sánchez sacó de un manotazo. Al córner siguiente el balón se paseo a un metro de la línea de gol, dos regios la encontraron, pero se escalonaron lo suficiente para estorbarse y malograr la chance.
Animado con su anotación Oribe se sintió tijera y se puso a recortar y recortar hasta que cualquier solución, pase o disparo, resultaba imposible. El equipo rayado mantuvo su postura de pegar y pegar como los boxeadores diestros en minar la resistencia del rival. Fue un periodo de tenso reposo en el partido. El visitante lanzaba sus embates, y sus jugadores se pusieron a hilvanar jugadas como si fueran virtuosos de la estrategia, pero la contundencia no estaba sobre el campo.
Romano preocupado porque el escenario de defender ante un equipo con alternativas, equilibrio y pocos errores, no es el más conveniente para el cuadro guerrero, todo dientes adelante y cola amistosa atrás, recurrió a la fácil, sacó a Darwin “Dos Caras” y metió al “Kanu” Santiago. El ataque lo resintió, la defensa se vio aliviada, pero, el golpeteo del rival preparaba lo previsible, tanto que llegó de un modo sorprendente.
Corría el minuto 86 cuando Oswaldo se quedó mudo y un balón que podía haber llegado fácilmente a sus manos fue despejado de cabeza por Lacerda. La de gajos salió bombeadita hacia los linderos del área, justo hacia la paciencia de un Jesús Arellano, que de seguro vio muchas veces el gol de Maxi Rodriguez para eliminar a México en los cuartos de final de Alemania 2006, sólo le faltó pararla con el pecho. El veterano jugador la empalmó de derecha y apagó todo el jolgorio del TSM con ese disparo que pegó en el palo derecho de Oswaldo antes de regalarse a las redes y decretar el empate a un gol.
El Santos sigue estancado en su camino a la liguilla, la mejor noticia de esta jornada para los laguneros es que sus dos rivales directos (Cruz Azul y Pumas) tampoco ganaron. El Monterrey dejó sobre el césped del TSM uno de esos recuerdos que ojalá tuvieran la firma de Ludueña, Vuoso, alguien de casa al menos.

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